Las denominadas arquitecturas de emergencia se construyen para albergar temporalmente a los damnificados de alguna catástrofe, no obstante su carácter provisorio, las soluciones que plantean bien podrían aplicarse en la construcción de viviendas formales en lugares de escasos recursos.
Las catástrofes derivadas de fenómenos naturales como: terremotos, tormentas tropicales, huracanes, ciclones, nevadas, etc., son producidas por el impacto de las propias actividades del ser humano y de una deficiente organización urbana.
Por lo general, los desastres naturales tienen efectos más agresivos en las comunidades de escasos recursos que se asientan caprichosamente en un territorio sin tomar en cuenta los posibles problemas derivados de la falta de planeación urbana y arquitectónica, pero sobretodo del reconocimiento del contexto natural.
Muchas son las poblaciones en el mundo que se han establecido en lugares considerados de alto riesgo (cauces de ríos, peñascos, minas, etc.) y que año tras año sufren de inundaciones, derrumbamientos, aludes, hundimientos, entre otros cataclismos que, además de que impactan de manera considerable a la economía de una localidad, exponen de manera alarmante la vida humana.
Dar respuesta a estas vicisitudes es uno de los mayores desafíos de los arquitectos del siglo XXI, considerando que los cambios climáticos que ha experimentado la tierra han hecho que los fenómenos naturales se presenten cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Para ello, la denominada arquitectura de emergencia jugará un papel fundamental.
La arquitectura como auxiliar en las tareas de emergencia y de reconstrucción en zonas de desastre es reciente y nace de la forma de actuar en catástrofes naturales o sociales. La reconstrucción post-desastre establece un replanteamiento en los modelos de desarrollo urbano y arquitectónico, ya que uno de sus principales objetivos es la búsqueda de condiciones sustentables efectivas y la solidaridad humana.
Una de las características más importantes de la arquitectura de emergencia es que más allá de modelos cerrados, trata de formar "conciencia de previsión y solidaridad" a partir de soluciones flexibles, capaces, en la medida de lo posible, de reparar problemas de gran escala y complejidad mediante intervenciones de carácter "micro" y local, que permitan la participación de los propios habitantes de una comunidad.
De lamentables situaciones de desastre y emergencia han surgido en muchos lugares del mundo interesantes proyectos realizados por especialistas que aportan sus conocimientos para la creación de estructuras, que si bien, plantean soluciones de carácter temporal, despliegan una serie de estrategias como: el uso de materiales naturales, la aplicación de los sistemas constructivos tradicionales y el uso inteligente de los desechos y recursos energéticos; tácticas que, indudablemente, ayudarán a la preservación de la vida en el planeta.
Un ejemplo de arquitectura de emergencia que expone soluciones tan sencillas como inteligentes y que podrían incluso aplicarse para modelos de vivienda formal es el proyecto denominado como Plegables de Bambú (Folded Bamboo) diseñado por el arquitecto chino Ming Tang.
La característica central de este proyecto fue el desarrollo de refugios temporales, móviles y flexibles para los damnificados que perdieron sus casas en el terremoto de 7.9 grados que sacudiera el centro de China en mayo de 2010.
La solución arquitectónica propone una serie de estructuras móviles resueltas a manera de paraguas y abanicos plegables que tienen la posibilidad de colocarse y moverse en diferentes contextos y según los requerimientos de los usuarios.
Denominados también como Casas de Bambú+Papel, estos refugios “instantáneos”, elaborados con materiales como: postes de bambú, fibras de papel, agua y pegamento, son estructuras multifuncionales de lúdicas geometrías que pueden ensamblarse fácilmente –a manera de las casas de campaña- en un breve lapso de tiempo.
Proyectos como este demuestran que el uso de materiales sencillos y cotidianos como el papel y el bambú, en manos de gente creativa pueden dar como resultado ingeniosas técnicas constructivas que además de que permiten el desarrollo de estructuras eficientes y económicas, plantean soluciones que aplicadas en construcciones formales, podrían resolver de manera significativa el problema de vivienda en las regiones más pobres del planeta.
Por lo general, los desastres naturales tienen efectos más agresivos en las comunidades de escasos recursos que se asientan caprichosamente en un territorio sin tomar en cuenta los posibles problemas derivados de la falta de planeación urbana y arquitectónica, pero sobretodo del reconocimiento del contexto natural.
Muchas son las poblaciones en el mundo que se han establecido en lugares considerados de alto riesgo (cauces de ríos, peñascos, minas, etc.) y que año tras año sufren de inundaciones, derrumbamientos, aludes, hundimientos, entre otros cataclismos que, además de que impactan de manera considerable a la economía de una localidad, exponen de manera alarmante la vida humana.
Dar respuesta a estas vicisitudes es uno de los mayores desafíos de los arquitectos del siglo XXI, considerando que los cambios climáticos que ha experimentado la tierra han hecho que los fenómenos naturales se presenten cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Para ello, la denominada arquitectura de emergencia jugará un papel fundamental.
La arquitectura como auxiliar en las tareas de emergencia y de reconstrucción en zonas de desastre es reciente y nace de la forma de actuar en catástrofes naturales o sociales. La reconstrucción post-desastre establece un replanteamiento en los modelos de desarrollo urbano y arquitectónico, ya que uno de sus principales objetivos es la búsqueda de condiciones sustentables efectivas y la solidaridad humana.
Una de las características más importantes de la arquitectura de emergencia es que más allá de modelos cerrados, trata de formar "conciencia de previsión y solidaridad" a partir de soluciones flexibles, capaces, en la medida de lo posible, de reparar problemas de gran escala y complejidad mediante intervenciones de carácter "micro" y local, que permitan la participación de los propios habitantes de una comunidad.
De lamentables situaciones de desastre y emergencia han surgido en muchos lugares del mundo interesantes proyectos realizados por especialistas que aportan sus conocimientos para la creación de estructuras, que si bien, plantean soluciones de carácter temporal, despliegan una serie de estrategias como: el uso de materiales naturales, la aplicación de los sistemas constructivos tradicionales y el uso inteligente de los desechos y recursos energéticos; tácticas que, indudablemente, ayudarán a la preservación de la vida en el planeta.
Un ejemplo de arquitectura de emergencia que expone soluciones tan sencillas como inteligentes y que podrían incluso aplicarse para modelos de vivienda formal es el proyecto denominado como Plegables de Bambú (Folded Bamboo) diseñado por el arquitecto chino Ming Tang.
La característica central de este proyecto fue el desarrollo de refugios temporales, móviles y flexibles para los damnificados que perdieron sus casas en el terremoto de 7.9 grados que sacudiera el centro de China en mayo de 2010.
La solución arquitectónica propone una serie de estructuras móviles resueltas a manera de paraguas y abanicos plegables que tienen la posibilidad de colocarse y moverse en diferentes contextos y según los requerimientos de los usuarios.
Denominados también como Casas de Bambú+Papel, estos refugios “instantáneos”, elaborados con materiales como: postes de bambú, fibras de papel, agua y pegamento, son estructuras multifuncionales de lúdicas geometrías que pueden ensamblarse fácilmente –a manera de las casas de campaña- en un breve lapso de tiempo.
Proyectos como este demuestran que el uso de materiales sencillos y cotidianos como el papel y el bambú, en manos de gente creativa pueden dar como resultado ingeniosas técnicas constructivas que además de que permiten el desarrollo de estructuras eficientes y económicas, plantean soluciones que aplicadas en construcciones formales, podrían resolver de manera significativa el problema de vivienda en las regiones más pobres del planeta.
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