La inauguración de la Estela de Luz, con la cual el gobierno federal de Mexico celebraría el Bicentenario de la Independencia, ha causado enojo, rechazo y controversia en la comunidad civil y política por su alto costo (mil 36 millones 460 mil pesos), y la corrupción y las anomalías de construcción y tipo administrativo.
La Estela de Luz, el monumento que simbolizaría “el pasado que conmemoramos y el futuro al que aspiramos” no pudo distanciarse de la polémica ni el día de su inauguración. El sábado pasado el presidente Felipe Calderón entregó por fin la obra, con un retraso de casi 16 meses y una inversión de mil 36 millones de pesos, en una ceremonia anunciada de último momento.
Apenas cinco horas antes del acto inaugural, que de acuerdo con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) se realizaría el domingo 9 de enero de 2012, la Presidencia de la República comenzó a convocar a los invitados.
A la ceremonia no acudieron representantes del poder Legislativo, de ningún partido, y tampoco atrajo al Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, que envió a su secretario de Gobierno, José Ángel Ávila.
“Felicito, sinceramente, a todas las mexicanas y a todos los mexicanos por esta gran obra conmemorativa”, expresó Calderón, quien calificó a la Estela de Luz como símbolo de la “unidad de la Nación”.
La ceremonia arrancó unos minutos después de las 19 horas y sólo hubo discurso del Presidente, quien llegó acompañado de su esposa Margarita Zavala. En la escalinata que desciende a los dos sótanos del monumento fueron sentados decenas de alumnos de educación básica.
Atrás estaban los secretarios de Gobernación, Alejandro Poiré; de Hacienda, José Antonio Meade, de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa; de la Defensa Nacional, Guillermo Galván; de Marina, Francisco Saynez Mendoza y de Turismo, Gloria Guevara Manzo y también el embajador de Estados Unidos en México, Antonhy Wayne.
Uno de los ausentes fue el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, quien se encargó de supervisar los trabajos de construcción de la Estela, y a quien el Presidente enalteció diciendo que su “liderazgo permitió retomar con renovados bríos el proyecto, y su perseverancia y sensatez logró superar los obstáculos más inimaginables, y llevar, así, el proyecto a su plena culminación”.
Otra ausencia fue la del arquitecto César Pérez Becerril, autor de la obra. El Presidente nunca mencionó su nombre y dijo que la Estela de Luz es “un proyecto diseñado, además por arquitectos mexicanos”.
El proyectista nunca fue invitado a la inauguración y “como muchos mexicanos se quedó pensando que la inauguración sería el domingo”, señaló personal de su despacho.
Calderón justificó el retraso y el aumento en el costo de la obra (que originalmente era de 393 millones de pesos) argumentando la ausencia de estudios que garantizaran la firmeza de la Estela. “A la hora de ponerlo en ejecución, se evidenciaron algunas inconsistencias que ponían en riesgo la viabilidad del proyecto”.
El mandatario resaltó que la Estela de Luz “habrá de convertirse en un símbolo de la historia nacional, y también, estoy seguro, en un hito de la Ciudad de México. A su vez, este monumento nos da una razón más para sentirnos orgullosos de ser mexicanos, porque representa, como ustedes lo verán, la enorme capacidad artística y técnica de los arquitectos y de los ingenieros de nuestro país” e invitó a contemplar el monumento con orgullo.
Comenzó latiendo
Al terminar su discurso el presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala subieron por una escalinata instalada al pie de la Estela de Luz. Acompañados de niños, posaron sus manos en una de las mil 704 placas de cuarzo que integran el monumento para comenzar a palpitar. El mandatario descendió y sobre la Estela se dibujó con luz la cuenta regresiva.
Al término, la Orquesta Juvenil Carlos Chávez, bajo la batuta de Enrique Barrios, entonó el Huapango, de José Pablo Moncayo, y una lluvia de fuegos artificiales acompañó el juego de luces, frío y cálido, que era plasmado en las dos caras del monumento. Después el estreno del tema Estela de Luz, compuesto por Luis Antonio Rojas y la aparición de la soprano Lourdes Ambriz, también del grupo Tambuco y del DJ Aloysha, además de un continuo espectáculo de fuegos artificiales que duró casi diez minutos.
También aparecieron en el aire miles de papeles metálicos y dos pequeños dieron la salida a cientos de globos blancos. Cuando en la Estela de Luz apareció la palabra “México” se anunció el fin de la ceremonia y comenzó una verbena en el costado que da a Paseo de la Reforma.
Tras la inauguración del monumento, ahora corresponderá al Conaculta organizar el programa cultural que se llevará a cabo en el espacio.
De acuerdo con la presidenta del organismo, Consuelo Sáizar, el lugar contará con un director y dependerá del Centro Nacional de las Artes. Hasta ayer, los dos sótanos que integran el espacio y en los que se ubicará una galería y un ciclorama para proyecciones, continuaban cerrados.
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